Denise Fujiwara |
2do día
13 de octubre de 2010
Toronto, Canadá
Hoy no se dieron más sorpresas, pero el trabajo comienza a tomar forma en su dificultad técnica. El respeto que Denise tiene por no exponer en público las dificultades que tenemos los integrantes del taller es de aplaudirse, pero las dudas sobre "la calidad" personal de nuestro trabajo deben entonces desvanecerse si no queremos entrar en un conflicto de ego. ¿Voy bien o voy mal?
La sesión comenzó como era de preeverse, con Taiji qigong y los ejercicios de desplazamientos, pero hoy hubo un interesante añadido: un juego de tensiones con la imagen de hilos que jalan en oposición, primero nuestra cadera y después diferentes partes del cuerpo, siempre en desplazamiento. Un ejercicio maravilloso de concentración y de fuerza, de control, ejercicio que no me dió tiempo para pensar en nada sólo en imaginar y sentir y trabajar con ello.
El encuentro y desencuentro con el sonido y la música formaron otra parte esencial de este segundo día. Primero, un ejercicio en el que nos pidió entrar en contacto con el sonido del salón y responder a ello en movimiento; inevitable responder al ritmo que venía de la energía electrica de la iluminación, o al movimiento que el viento hace al mover algunas partes metálicas del edificio en el exterior, o al aire acondicionado y los ventiladores. No fue un ejercicio largo y puedo decir que en un principio no tan enriquecedor, quedé un tanto sin saber hasta dónde poder ir, acaso no perdido, ya no, en esta clase no se puede perder uno, se desconcierta pero continua en el trabajo. Esta parte de la sesión continuaría hacia el final, entonces mi duda sobre la riqueza de la experiencia quedaría resuelta.
La tercera parte se dedicó a continuar aquello que iniciamos ayer mismo, la exploración con diferentes estados de cada uno de los 4 elementos (sí, ahora lo puedo asegurar), y hoy tocó el Aire.
Mucho más complicado de entrar que en el ejercicio de la tierra, al final fue una experiencia profundamente extraña. Denise nos pidió que al principio pensáramos que nuestro cuerpo era un recipiente vacío por el que entraba el aire, desde los pies (sí, así es) y que estuviéramos en contacto con la respiración. A veces hablaba de danza y a veces de movimiento, pero siempre recalcaba el no hacer personajes y el no coreografiar. Y una de mis grandes dudas era esa, ¿estaba yo haciendo personajes? No, al menos concientemente, ¿pero lo estaba logrando? Era una lucha por dejarme ir, por realizar aquello que me llevara al aire y a ser el aire mismo y a transformarme en sus diferentes estados,.. ¡pero es tan complicado asegurar qué hice! Yo respondía a los estados del aire, mi mente volaba, había sensaciones, disfrutaba, gozaba, pero en momentos podía ser que reaccionaba a ello como yo mismo... ¿y qué no era yo mismo? ¿no era eso lo que se pretendía? Ante la insistencia de Denise (a todos, no a mí directamente) de evitar hacer personas o responder a la música, me abrí a una expansión (otroestado del aire), esa era la única manera en que sentiría que no estaba reaccionando yo como persona, y busqué literalmente pensar y sentir como un aire expandido, sin cuestionamientos. Extraño y placentero, no era yo, y mi cuerpo reaccionaba a ello, aunque si lo viera de fuera diría yo que bailaba a veces... y a veces no, a veces sólo era aire en ese estado.
Recuerdo una foto de Kazuo Ohno como dormido en un estanque de lotos,... parte del agua, sin lugar a dudas.
Terminando mi "expansión" tuve un curiosa explosión, digamos de forma natural, me vino un estornudo, pero fue verdaderamente una sorpresa, para mí y para todo el grupo, eso prácticamente dió pauta al final de este primer ejercicio con el aire.
Siguieron a la primera exploración con el aire las repeticiones de dos de los estados que consideramos valiosos, con sus respectivas pausas para definirlos ante el espectador. Esta vez no saldríamos de escena si no que terminarían todos sus dos exposiciones y después vendría un grupo nuevo (el grupo se dividió en dos).
La representación improvisada se repitió una vez más (parece que Denise no estaba muy contenta con la primera), y yo decidí continuar trabajando, no quería dejar que mi duda de si hacía o no un personaje siguiera, al menos quería seguirla trabajando.
Cuando estuve como espectador pude percibir algo: esta vez hubo mayores diferencias en el movimiento de los participantes, aunque no en la concentración, la calidad de la creación de cada uno podía variar debido a las exigencias del movimiento del aire; pude ver cuerpos reaccionando con mayor fluidez que otros, especialmenete cuando se trataba de altas velocidades o saltos; pero la calidad del estar aquí y ahora, de atraer al espectador a su personal historia, eso, eso no cambió, todos nos convertimos en imanes.
Ante el momento de comentarios pensé que el silencio me ayudaría mucho más, y creo lo fue así.
La última hora fue dedicada a continuar el trabajo con la música: divididos una vez más en dos grupos y alternándonos, exploramos unas 5 piezas musicales, (una y cambio, otra y cambio), con la premisa de seguir lo más posible cada instrumento, cada nota, cada sonido de la música. Fue un infierno, un caos, una locura; la atención en los sonidos y el surgimiento de un movimiento acorde a cada uno es una de las tareas técnicas más complicadas de las que yo pueda tener memoria, uno enloquece ahí mismo y se fatiga tremendamente. Y así fue con diferentes piezas, diferentes ritmos y diferentes sonidos.
Pero al final, vino el cambio, rematamos con un ejercicio opuesto, luchar por no seguir la música. Liberado de la dictadura del ritmo y la melodía, pude tener control de mí y saber qué hacía, podía tomar decisiones de cómo luchar para no estar con la música, y aunque en momentos era complicado no dejarse llevar por el ritmo, en general fue una exploración mucho más accesible para mi como creador de movimiento.
Denise habló mucho de cómo la continua práctica nos llevará al manejo de la verdad descubierta en la primera exploración, y hacerla repetible; el punto era no buscar cómo llegó a nosotros si no entrar a ella por la memoria interior, practicando. Su tono es suave y nos habla como si ella estuviera haciendo una coreografía con nuestros movimientos, y es alentador, es un juego que te hace sentir más que un simple estudiante.
En una de las pausas pasé por la oficina y ví posters de Denise en diferentes espectáculos de Butoh, y quedé impresionado de la transformación que tiene en ellos. También vi una foto de Kazuo Ohno, una foto de periódico en una visita a Canadá, una foto de periódico enmarcada.
No dejo de pensar que el siguiente paso en mi estudio de las fuentes de mi interés por el Butoh es la visita a la casa de Kazuo Ohno en Yokohama y tomar algunas sesiones con su hijo, Yoshito Ohno. Bailar en una de las fuentes, es también un sueño.
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